Bautizo, Sacramento de Vida
Bautizo, Sacramento de Vida
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Sacramento del Bautismo, Puerta de nuestra Resurrección
El término Bautismo procede del verbo griego “baptizein”, que significa sumergir, lavar. El simbolismo de los efectos del agua como signo de purificación es muy común en la historia de las religiones. Sabemos que Juan Bautista daba el bautismo a todos aquellos que aceptaban su predicación como cambio de vida.
Jesucristo enseñó a los apóstoles un bautismo diferente del conocido por los judíos. No era sólo un símbolo, sino una verdadera purificación y un llenarse del Espíritu Santo. Juan Bautista lo había anunciado: "Yo bautizo con agua, pero pronto va a venir el que es más poderoso que yo, al que yo no soy digno de soltarle los cordones de sus zapatos; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego". (Lc 3,16).
Los cuatro evangelistas cuentan el Bautismo que recibió Jesús. (Mc 1, 9-11; Mt 3, 13-17; Lc 3, 21-22; Jn 1, 32-34) y los cuatro conceden excepcional importancia a este hecho porque representa el punto de partida y el comienzo del ministerio público de Jesús (Hch 1,22; 10,37; 1 Jn 5.6). Todos los evangelistas coinciden en narrar dos cosas:
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El descenso del Espíritu
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La proclamación divina asociada a la venida del Espíritu Santo
La proclamación divina "Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco" (Mc 1,11; Mt 3,17; Lc 3,22), acompañó la venida del Espíritu. Estas palabras evocan el texto de Isaías que da inicio a los cantos del Siervo de Yahvé (Is 42,1); este Siervo es el hombre solidario con el pueblo pecador, al que libera y salva a través de su sufrimiento y muerte. (Is 53, 1-12).
Con ocasión de su Bautismo, Jesús experimentó su vocación, aceptando la misión y el destino que le llevarían a su muerte violenta. Así se explica que las dos únicas veces que Jesús utiliza el verbo bautizar (Mc 10,38; Lc 12,50) sea para referirse a su propia muerte.
El bautismo par Jesús tiene un sentido concreto: es el acto y el momento en que el hombre asume conscientemente una vocación y un destino en la vida, la vocación y el destino de la solidaridad incondicional con los hombres, especialmente los más pobres, hasta llegar a la misma muerte.
La Iglesia bautiza porque así realiza el mandato de Jesús resucitado y porque está llena del Espíritu Santo para comunicar la salvación a través de este sacramento.
El significado del Bautismo
El Bautismo, por ser un sacramento de iniciación, tiene unos efectos de regeneración e incorporación muy especiales.
El bautismo da una vida nueva
El paso del mar Rojo fue para los israelitas el paso de la esclavitud a la libertad. Por eso el Bautismo, que vinculó a aquellos hombres al destino de Moisés (1 Cor 10,2), fue el bautismo de la liberación.
Así mismo, el Bautismo cristiano comporta una experiencia de liberación: de la misma forma que el paso del mar Rojo fue para los israelitas la experiencia fundamental de su liberación, así el paso por el agua bautismal comporta para los cristianos la experiencia de su propia libertad.
Para el bautizado no existe más ley que la del amor, a eso re refiere Pablo en Rm 13, 8-10 y en Gal 5, 14. Luego la experiencia fundamental del creyente en el Bautismo es la experiencia del amor, no sólo del amor a Dios, sino también del amor al prójimo.
Une al bautizado a la Muerte y Resurrección de Jesucristo
De la misma manera que Jesús pasó por la muerte, para llegar a una vida sin límites, igualmente el cristiano tiene que pasar por una muerte (el Bautismo), para empezar una nueva vida, la vida de la fe, la vida propia del cristiano. Esto es lo que dice san Pablo en su carta a los Romanos:
Incorpora al bautizado a la Iglesia
La Iglesia es la comunidad de los bautizados, pues el efecto fundamental del Bautismo es incorporar al hombre a la comunidad de la Iglesia. La Iglesia es la comunidad de los que libre y conscientemente han asumido como destino en la vida sufrir y morir por los demás, es decir, la Iglesia es la comunidad de los que viven para los demás; es así mismo, la comunidad de los que se han revestido de Cristo, reproduciendo en su vida lo que fue la vida de Jesús el Mesías.
La costumbre de bautizar a los niños desde pequeños data desde los primeros siglos de la Iglesia, pues no es posible privarlos de los efectos que el sacramento produce. El hombre nace con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, por lo que necesita el nuevo nacimiento en el Bautismo para recibir la Gracia Divina.
La celebración del Bautismo
¿Quién puede recibir el Bautismo y quién lo puede administrar? Todo ser humano, aún no bautizado, y sólo él, es capaz de recibir el Bautismo.
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El ministro ordinario del Bautismo es el obispo y el presbítero y, en la Iglesia latina, también el diácono.
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En caso de necesidad, cualquier persona, incluso no bautizada, si tiene la intención de hacer lo que hace la Iglesia al bautizar y emplea la fórmula bautismal trinitaria.
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Celebración:
El Bautismo cristiano se celebra bañando en agua al que lo recibe (bautismo por inmersión) o derramando agua por la cabeza (bautismo por infusión), mientras el ministro invoca a la Santísima Trinidad. El rito completo consta de tres momentos:
Preparación:
Consiste en la bendición del agua, en la renuncia de los padres y padrinos al pecado, en la profesión de fe y en una pregunta a los padres y padrinos sobre si desean que el niño sea bautizado.
Ablución o bautismo:
Mientras el ministro baña con agua a quien se bautiza, dice: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo."
Ritos complementarios:
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Son la crismación, la vestidura blanca y la entrega de la luz.
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La crismación por la que el ministro unge la cabeza a cada bautizado con el santo crisma, como señal de incorporación al pueblo creyente.
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La vestidura blanca, signo de la nueva vida y dignidad del cristiano.
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La entrega de la luz de Cristo expresada por un pascualito cuya llama ha sido tomada del cirio pascual.
Información para Bautizar:
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Haber recibido la hoja informativa para recibir el sacramento del Bautismo en Catedral.
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Saber los nombres y apellidos de los abuelos paternos y maternos.
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Si los padres y/o padrinos residen fuera de Puerto Rico, deben traer evidencia de las conferencias Pre-Bautismales.
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Participar (por cita previa) de las Conferencias Pre-Bautismales que son el tercer sábado del mes, de 2:45 p.m. a 6:30 p.m. en el Salón de Conferencias de Catedral Dulce Nombre de Jesús. Importante: El día del taller es sólo para padres y padrinos. Favor de no traer niños.
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Los bautizos se realizan el segundo y cuarto domingo del mes, siempre por cita previa.
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Deben estar presentes a las 10:30 AM en Catedral. Gracias por ser puntuales.
El día de la solicitud tiene que traer:
1. Los Padres:
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Identificación con foto
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Certificado de Nacimiento del niño (a) en original y copia
2. Los Padrinos:
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Identificación con foto
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en original (y se retienen)
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Solteros deben traer Certificado de Confirmación.
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Casados deben traer Certificado de Confirmación y el Certificado de Matrimonio de la Iglesia Católica donde se casaron.
3. $30.00 como aportación para cubrir gastos.
"¿Ignoran acaso que todos a quienes el bautismo ha vinculado a Cristo hemos sido vinculados a su muerte? En efecto, por el bautismo hemos sido sepultados con Cristo quedando vinculados a su muerte, para que así como Cristo ha resucitado de entre los muertos por el poder del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Porque si hemos sido injertados en Cristo a través de una muerte semejante a la suya, también compartiremos su resurrección." (Rm 6, 3-5)
Hace participar al bautizado de la misión sacerdotal, profética y real de Jesucristo
Quien recibe el Bautismo queda revestido de Jesús el Mesías, lo que significa que la misma vida de Cristo está presente y actúa en el que ha recibido el Bautismo.
El bautizado, unido a Cristo en la Iglesia, es como Cristo en la Iglesia, es como Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, y está llamado a dar testimonio del Señor en este mundo. El Concilio Vaticano II ha enseñado que "los bautizados son consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo por la regeneración y la unción del Espíritu Santo" (LG 10; cfr. 1 Pe 2, 9-10).
El Bautismo imprime en el cristiano, un sello indeleble de su pertenencia a Cristo. Este sello no es borrado por ningún pecado, aunque el pecado impida al Bautismo dar frutos de salvación. Dado una vez por todas, el Bautismo no puede ser reiterado.