Estudiantes de Colegio impactan comunidades en Caguas
A partir del 20 de septiembre de 2017, los puertorriqueños hemos sufrido un cambio inesperado y drástico. De este cambio renació el deseo de levantarme y hacer algo por nuestra patria. Mi nombre es María Isabel Santa Román, tengo 17 años y curso el duodécimo grado en el Colegio Católico Notre Dame en Caguas, Puerto Rico. A través de mis años como estudiante he aprendido que además de lo académico hemos de formarnos con sentido de justicia social a la sombra del carisma redentorista para trabajar en Puerto Rico y en el mundo. Esto lo experimenté por primera vez en el viaje misionero a la República Dominicana durante la Semana Santa de este año junto a maestros y compañeros estudiantes. Esta experiencia despertó la misionera que hay en mí.
Tras el paso del huracán escuché a través de la radio que había personas sin agua y sin alimento en nuestras comunidades puertorriqueñas. Al escuchar las necesidades de otras personas, me di cuenta que soy privilegiada porque no tuve grandes pérdidas. Al día de hoy sabemos que mientras yo estoy escribiendo esto y ustedes leyéndome, hay personas pasando muchas necesidades.
Cuando comenzaron las clases el 9 de octubre, entré a la clase de religión y lo primero que hice fue acercarme a mi maestro y decirle: “¡Tengo hambre!”. Esta hambre no era de comida, sino hambre de salir a ayudar a mis hermanos. Yo no era la única con esta hambre. Mi maestro, el Sr. José Rivas Sepúlveda, me sonrió e inmediatamente comenzamos a realizar los preparativos para comenzar el recogido de alimentos, agua, artículos de primera necesidad, medicamentos, ropa entre otros. De igual modo, identificamos miembros de nuestra escuela, familias y comunidades a quienes se les entregaría los suministros donados por los estudiantes y sus familias.
Con la ayuda de la comunidad escolar, comenzaron a crecer las donaciones y montamos un centro de acopio en uno de los salones de nuestra institución. Supe que realmente estábamos haciendo algo significativo cuando un día, en la clase de drama, entra la maestra diciendo que acababa de llegar un matrimonio en busca de suministros. Nosotros cogimos de las donaciones (comida, ropa, etc.) y se las entregamos con una hermosa canción. Sus reacciones fueron muy conmovedoras y dando las gracias nos transmitieron alegría.
Nuestro servicio trascendió los muros de nuestro colegio y salimos a impactar otras comunidades y sectores muy afectados de nuestra región. Alguno de ellos son: Barrio Boriquén en Caguas, Punta Santiago en Humacao, Hogar Cuna San Cristóbal, Crearte en Yabucoa y sobre una veintena de familias que lo perdieron todo. El domingo, 19 de noviembre, en Fiesta de María Madre de la Divina Providencia y en el contexto de la Jornada Mundial de los Pobres visitamos la comunidad de El Negro en el Barrio Camino Nuevo de Yabucoa. Allí, además de la entrega de suministros y asistencia médica; lo más importante fue animar a la comunidad con música, canciones, baile, teatro y gestos de solidaridad.
Hemos repartido ayuda. Gracias a esta experiencia misionera promovida y apoyada por nuestro colegio, he aprendido a conocer quién que soy y lo que quiero ser en el futuro. La misión debe ser dejar huellas y levantar a nuestro país.
(María Isabel Santa Román | Colegio Católico Notre Dame)